Acerca de las intenciones del blog

Al parecer no sé hablar, luego he decidido escribir, sin olvidar a Turgenev. Según la RAE la palabra superfluo tiene una etimología latina proveniente de superfluus y significa, no necesario, que está de más. Sin embargo el concepto decimonónico contiene otros matices, muy bien descritos por la Wikipedia:

“El hombre superfluo, (en ruso «лишний человек» o “lishni chelovek”), es un personaje tipo de la literatura rusa del siglo XIX. Su presencia en los poemas, novelas y en el teatro ruso es suficientemente recurrente para ser considerado un arquetipo nacional. El hombre superfluo es habitualmente un aristócrata, inteligente, sensible y también idealista, pero lo que lo define es su nihilismo. Al ser melancólico y dubitativo como Hamlet acaba siendo incapaz de ocuparse de cualquier acción efectiva. Aunque el personaje es consciente de la estupidez y la injusticia de la sociedad que lo rodea, se considera incapaz de cambiar las cosas y acabará siendo un simple espectador”.

Quitando todos los atributos positivos como nihilista y melancólico, creo que la definición describe muy bien lo que últimamente intento escribir, que no es otra cosa que lo que percibo tanto de la actualidad como de mi pasado.