Pudiera haber sido hoy, pero no lo fue

El cielo gris amenaza con lluvia, como lo hace el humo de mis palabras, que se pierden antes de salir de mi boca.

El gris lo viste todo por la tarde, sin que las aceras y los rápidos pasos que intento dar puedan remediarlo.

El calor crece cual tumor y enquista aún más un día que por empezar bien, parece que quiere terminar mal.

Las notas no se entienden y el ruido emana de una guitarra alborotado, emana gris.

El sueño en forma de narcolepsia tampoco se comprende. Tan pronto viene, se desvanece y me deja ante unos dedos que intentan buscarse frente a un teclado, para por lo menos aportar a esta tarde endeble un poco de color.

Con un poco de rojo que recuerde a los hilos de sangre en tus ojos cuando no duermes bien.

Con un poco de verde que quite el freno a las eternas semillas y broten por fin algunos pastos.

Con un poco de azul que inunde tu tristeza y la encuentre lustros después algún desalmado pensando que es un tesoro.

Con amarillo del sol que a veces te empeñas en pisotear y con algún violeta celeste del otoño.

Cabe así un poco de marrón para tu lunar y blanco merengue para tu merienda.

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