Al final, las Catilinarias son lo de menos
Antaño, para regodearse en lo antiguo bastaba con abrir cajones e ilusionarse al encontrar una fotografía decolorada junto a una llave sin uso conocido, un recibo de cualquier nimiedad o una carta escrita a mano en la cual hoy apenas comprendería nada porque me he vuelto analfabeto del papel y pluma desde que los sellos […]
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